Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

martes, 5 de octubre de 2010

PASAJERO HABITANTE DE LOS DÍAS

Caminar, ceñirse el traje de los días, ajustar el sombrero, abrir los ojos, despertar de súbito en medio de la noche y la lluvia detrás de la ventana anunciando el advenimiento de algo más hermoso aún que la aurora después de un día de lluvia, vacía de aire enrarecido. Caminar bajo la deriva de los días, romper con el reloj que nos encadena, acabar con su grisácea monotonía, relentar los aplausos, dejar de pensar en el día aquel de nuestro nacimiento, olvidarse de todo lo prescindible, tantas cosas, tal vez, tantas cosas.

Mirar el cielo como el primer día al nacer de madrugada pasada la media noche, escuchar las campanadas de una vieja iglesia de pueblo convocando a los ausentes, ver marchitarse las lilas y los heliotropos y las hojas de mi antiguo cuaderno virgen y la camisa favorita que de tan desgastada ya no sirve más que de trapero en la cocina. Beber del vino abierto hace dos semanas, sentir el saborcito agrio adueñándose de la boca, beber sin embargo, reescribir un gastado texto nunca terminado, acostumbrarse a los nuevos esquemas, ver la puesta de sol desde mi ventana espacial, aquella que de sólo cerrar los ojos transforma toda su estructura en un espejo de agua tibia y sencilla, cerrar los ojos, respirar sin dificultad el nuevo aire de octubre de 2010, sentir una vez más el temblor imperceptible de la tierra, agitarse con su movimiento en torno al sol, cerrar los ojos, respirar sin dificultad, asombrarse, mirar la puesta de sol, acostumbrarse, sonreír por este día existencial, sentir el gusto aún del vino en el paladar, ajustarse el nuevo traje, acomodar la negra bufanda a su permanente sitio en torno al firme y delicado cuello, cerrar los ojos, fijar la mirada,respirar hondo y muy ligero, cargarse entero con la pasión que habita en el ozono, apagar los faroles, cerrar el eterno bolso luego de guardar en él los eternos abalorios, mirar hacia la puerta, apagar las luces, buscar la llave en los bolsillos, hacerla sonar entre los dedos, recordar un pésimo programa de la televisión, cerrar los ojos, sonreír, llenarse el pecho de dulzura, escrutar el horizonte lejos de la puerta y frente a la mirada de hombre animal hijo de la tierra, cerrar la puerta tras de sí, respirar hondo y con plena convicción de los actos, abrir el pecho, echarse a andar sin mirar atrás… El viento sur guía mis pasos.

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