Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

sábado, 21 de septiembre de 2013

EL RUCIO

Octubre caminaba hacia sus últimos días. La primavera no dejaba de agitar la placidez de las tardes cada vez más extendidas. El mes había comenzado con una tragedia de proporciones, aún resonaba en la prensa el lamentable accidente de un Boeing con destino a Chile estrellado en las frías aguas del océano Pacífico… 70 pasajeros muertos. La tragedia luego, saltaría a la selvática de Guatemala, 83 muertos en una estampida humana mientras se disputaba un partido de fútbol. Octubre de 1996, un mes en medio del tiempo, un mes en medio de la marea incontenible del tiempo, tan sólo un grano de arena en medio de una interminable playa de tiempo, de mar y tiempo, de cerros, humo tóxico y un largo y angosto país que se movía al unísono del tiempo.
Santiago se agitaba como de costumbre, el calor de esos días hacía presagiar un verano reseco y agotador. Los niños comenzaban a desplegar sus juegos de verano y en algunas comunas todavía se empinaban por el gris cielo los volantines de diversos colores y formas. Hacia el sur de la capital, en la comuna de La Pintana, el milagro de la vida transformaba la mirada de una mujer, era el día 23 de octubre y un niño rubio, de ojos pardos saltaba del vientre a la vida dispuesto a romper el estigma de la pobreza o empujado quizás por el desafío de vivir una vida que no puede vivirse.
La madre hace todo lo posible por salir adelante con el niño. Su realidad no es distinta que la de miles de personas anónimas viven a diario en las calles de esa comuna inventada a principios de las años 80, bajo la tutela de los militares, con el objeto de “limpiar” las comunas pudientes de tanto pobre. Para la dura mirada delos dueños del poder en aquellos días, era impensable que los pobre pudieran vivir a tan cercana distancia de los “patrones”, había que alejarlos lo más posible, invisibilizarlos, borrarlos. El barrio donde comienza a crecer el niño está teñido de violencia, la madre se involucra en diversos robos, asaltos y hurtos. Había que buscar la manera de sobrevivir, de alimentar a su pequeño muchacho, la esperanza brillaba en sus ojos, la vida podía ser distinta, quizás las cosas podrían mejorar con algo de fortuna, en fin.
El padre del niño es un padre ausente desde casi siempre y aunque quisiera estar con él es imposible, pues cumple una larga condena por otros delitos. Cuando el niño cumple dos años  le cae encima la primara de varias crisis, su madre es condenada a 5 años y un día por un robo con violencia. Comienza el movimiento que lo acompañará el resto de su vida, estar quieto en el mismo lugar es peligroso, hay que moverse, hay que estar alerta, hay que buscar otro lugar y otro y luego otro. Su abuela materna es quien lo protege durante este período.
Cuando el niño cumple 3 años su padre sale de prisión, pero no tiene ningún interés por hacerse responsable del muchacho, no lo ayuda de ninguna forma, otros intereses están en su cabeza, otras prioridades, pronto desaparece nuevamente y así será hasta que el niño se haga grande y entre al colegio.
Los primeros años de colegio son muy buenos, tiene buenas notas, su madre lo ayuda económicamente desde la prisión, pero su pilar fundamental, aquella mujer que lo ha acompañado desde que era sólo un pequeñito que apenas caminaba es su abuela. Cuando la madre sale en libertad, las cosas parecen mejorar por un breve instante, pero es sólo un espejismo, una apariencia que se diluye rápidamente pues la madre continúa con sus actividades delictuales y cuando el padre intenta recobrar el tiempo perdido y hacerse responsable de tanto tiempo de ausencia, es la madre la que no le permite acercarse a su hijo.
Una vez cumplidos 10 años las cosas comienzan a cambiar para el muchacho, las notas ya no son las mismas en la escuela y su conducta es distinta, está más contestatario, más rebelde. Sus amigos comienzan  a ser otros, que le muestran un mundo del que había estado rehuyendo por temor a repetir lo que a diario veía en su madre. Cuando ésta cae detenida nuevamente y cumple dos meses de prisión, las cosas ya no son las mismas y el muchacho entrará del todo a un mundo peligroso, en el que cada acción realizada tiene inevitables consecuencias. Su madre no enmienda el rumbo,  por el contrario. Ella empieza a desaparecer por largos períodos  de tiempo. Ya no sólo es el delito el que la mueve, ahora es una consumidora de pasta base y este vicio se transforma en el sentido de su vida. Ella está mal y él se da cuenta de aquello, aunque no sabe cómo ayudarla ni ayudarse a sí mismo pues el dinero escasea, la cuentas se acumulan, el hambre arrecia y la pobreza es la constante en un barrio plagado de pandillas y personas tan pobres o más que uno mismo.
Una vez que termina de resolver sus conflictos internos el muchacho se lanza con todo a la vida delictual. El dinero aparece y con él la comida y la buena ropa. Ya tiene 12 años y parece todo un hombre, aunque la expresión profunda y transparente de sus ojos no se pierde del todo. Su madre sí que pierde con el consumo y pasa por momentos de cordura y entereza para luego caer en el abismo de la droga y precisamente en ese agujero de dolor es que pierde un bebé de meses de gestación, una hermanita que no fue, una vida que fue consumida por la droga aún antes de haber nacido. No será, lamentablemente, el único hijo que se le muere en el vientre producto de su prolongado consumo. Son 3 los hijos que ella ve nacer muertos y en medio de tanto dolor y aún en medio de tanto consumo, uno de sus bebes logra adaptarse a la vida y nacer, una hermosa niña rubia que pone feliz al muchacho, una vez más la vida trayendo esperanza, aunque esa esperanza sólo sea una bonita palabra de cuatro sílabas que sirve para alegrar la vida por un breve, fugaz y efímero instante.
El barrio sigue su mismo curso de siempre, todas las noches son noches de balaceras, la ley del más fuerte o del mejor armado impera en cada esquina. La madre pasa por períodos de abstinencia y períodos de consumo desatado y en medio de uno de esos períodos buenos conoce a un hombre que la enamora y se casa con ella y se la lleva con él, su pequeña hija se queda con el padre.
El niño rubio de ojos pardos, nacido un tibio 23 de octubre de 1996 ya no es un niño, ha llegado a los 15 años, es un delincuente habitual conocido en su barrio. Ha dejado de estudiar hace mucho tiempo. Gran parte de su familia está o ha estado en prisión. Los traficantes del barrio, acostumbrados  ser ellos los que dan las órdenes, no lo quieren, pues no les interesa aceptar los arrebatos de un muchacho que no se deja pasar a llevar. Su vida corre peligro y cuando un día llegan a su casa para “cobrar” todos los desaires realizados decide que ya es tiempo de moverse una vez más, alejándose del barrio y del sector, refugiándose en la serenidad de una comuna más campestre dónde su rostro y nombre no sea tan conocido.

Luego de un tiempo de estar establecidos junto a su madre, esta cae detenida nuevamente, condenada a 18 meses de prisión. Por primera vez en mucho tiempo el joven vive sólo y los gastos de la casa y el apoyo económico a la madre en prisión son responsabilidad suya y sólo suya, pero el tiempo de su libertad se ve interrumpido drásticamente. Cae detenido y es condenado a permanecer encarcelado por un año. Hoy se encuentra cumpliendo lo que le queda de esa condena en CIP-CRC San Bernardo, esperando con ansias el día de su apreciada libertad para volver a estar con su madre y seguir apoyándola como de costumbre. Mientras termina de escribir las líneas de su breve pero intensa historia, escucha música con su compañero de pieza y piensa en la cantidad de jóvenes que a diario viven esa misma realidad que él ahora termina de contar.

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