Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

domingo, 16 de marzo de 2014

MAESTRA DE CAMPO - LUIS LANDRISCINA

 (BIOGRAFÍA EXTRAÍDA DE http://www.labiografia.com/biografia-de-Luis_Landriscina-31277.html

Luis Ladriscina nació el 19 de diciembre de 1935 en Colonia Baranda, Provincia del Chaco. Es un humorista, cuentista, recitador y actor argentino famoso por su estilo narrativo y su humor basado en los usos y costumbres regionales del país.

Luis Landriscina es hijo de inmigrantes italianos, séptimo de un total de ocho hermanos, y al perder a su madre a los 22 meses de edad, es criado por sus padrinos. Cursa la escuela primaria en Villa Ángela y Resistencia, y ya de joven se destaca por su habilidad como narrador de historias populares y costumbristas, siempre con una pincelada de humor sano.

MAESTRA DE CAMPO - TEXTO
Por la pereza del tiempo el otoño estaba tibio
ya que en el Chaco, el verano es como dueño del sitio.
Y a veces demora en irse sin importarle el destino.
Por eso es que aquella tarde cuando bajó en la estación
del lerdo tren en que vino, su cuerpito era una brasa
por nuestro clima encendido.

Y se quedó en el andén como asustada y con frío
por ser mucha juventud pa´ terreno tan arisco.
A más mujer, buenamoza y en pago desconocido.
Y allí se quedó parada en vago mirar perdido por,
por querer disimular su temor a estar tan sola
y sin saber el camino.

Pero al momento nomás, las toscas manos de un gringo,
callosas de tanto arar y de pelearlo al destino
se acercaron bondadosas y con ternura de niño
le dieron la bienvenida en nombre de la escuelita
que hace mucho la esperaba triste en el medio del monte
pa que alegrara a sus hijos.

Subieron al viejo carro de aquel colono sufrido, y
y comenzaron a andar entre una nube de polvo por el reseco camino.
Cuando llegaron al rancho la noche ya había encendido
sus farolitos del cielo y el canto triste del grillo,
y fue por eso tal vez que entre las cuatro paredes
de aquel, su humilde cuartito, una angustiosa tristeza
entraba a clavar cuchillos como queriendo matar
esa noble vocación que en su pecho había nacido.

Pero llegó la mañana y el sol con todo su brillo
desdibujó las tinieblas que habían querido torcer
las huellas de su destino.
Y aunque llorando por dentro masticando soledad
en aquel lejano sitio, puso firmeza en el paso
y fue a buscar el amor de aquel puñado de niños
que hace mucho la esperaba en la escuelita de campo
clavada en pampa del indio.

Y desde entonces su vida se hizo horcón de guayacán
se hizo paredes de adobe, se hizo terrón para el quincho
y armó con todos sus años aquel rancho para el alma
con un letrero invisible que decía en letras de amor
"Aquí hay saber y cariño".
Y fueron 30 los años y fueron muchos los niños
que luego se hicieron hombres y mandaron a sus hijos.
Ella, ella no pudo tenerlos porque la flor de su vida
se marchitó entre los montes y nunca llegó el amor
a golpear en la ventana de su rancho de cariño.

La escuela, la escuela le había pedido
hasta ese sacrificio. Que se quedase soltera
porque precisaba intacto todo el amor que tuviera
para entregarlo a los chicos.

Y en eso, en eso de darlo todo, un tibio día recibió
en una nota oficial algo que la estremeció:
después de mucho esperar el concejo le anunciaba
que había sido jubilada en premio por su labor.
¿Era premio o era castigo? Mil veces se preguntó.

No se vaya señorita, quédese a vivir aquí,
si nosotros la queremos por qué se tiene que ir.
Esas voces y unas manos que se agitaban sin ruido
fueron únicos testigos de aquella amarga partida.
Ella entraba en el olvido, allí dejaba sus años allí dejaba su vida.
La polvareda del sulky y manitos color tierra
fueron su único homenaje en aquella despedida.

¡Adiós señorita Rosa! ¡Adiós maestra de campo!
En usted a todos les canto los maestros de mi tierra
no sé si mi estrofa encierra y expresa lo que yo siento,
pero tan solo pretendo oponer a tanto olvido
mi simple agradecimiento, ya que la Patria les debe
el más grande y merecido de todos los monumentos.

MAESTRA DE CAMPO

(NOTA EXTRAÍDA DE http://www.folkloredelnorte.com.ar/cancionero/m/maestradecampo.html.)

Nota: En "Maestra de campo" Luis Landriscina pinta una realidad que no es del pasado, pues a pesar del progreso que hubo desde que compuso este poema, todavía sigue existiendo la maestra de campo en localidades muy pequeñas, o en parajes donde la densidad de alumnos es muy baja como para instalar una escuela con todo su personal. Porque lo característico en la llamada "maestra de campo" es que constituye el único personal de la escuela, donde hace de directora, de celadora, de portera, y fundamentalmente de maestra.
La maestra de campo tiene a su cargo todos los grados, y los alumnos se distribuyen en la única aula de la escuela según sus edades y grado que cursan. O sea que una maestra de campo debe dar simultáneamente varias clases, correspondientes a los diferentes grados.
Como dato anecdótico cabe consignar que Alfonsina Storni comenzó siendo maestra de campo, entre las muchas actividades que desempeño antes de dedicarse por entero a la poesía. Y Gabriela Mistral también dedico un poema a la maestra de campo, llamado "La maestra rural".

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