Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

lunes, 24 de mayo de 2010

RIMA DISONANTE


Recuerdo mi niñez como un conjunto de hechos alegres en medio de un mar de dificultades. Nada fue fácil para mi familia, nada lo es aún hoy pasados más de 20 años. Todo tuvimos que inventarlo: mis viejos, con toda su inexperiencia a cuestas a ser padres y yo, los juegos en solitario a falta de amigos. Pese a la pobreza siempre hubo una luz de orgullosa dignidad en mi familia, y quizás fue esa misma energía la que encauzó mis pasos por la senda de la Educación.

Lo primero ante todo es quitarnos el velo de la ignorancia. La educación pública, tal y como ha sido concebida hasta el día de hoy no ha sido sino un medio, bastante eficaz por cierto, de mantener el control sobre el conjunto de la población. El proceso de enseñanza aprendizaje que a lo largo de toda la historia del Estado chileno se ha realizado, no ha buscado formar mejores hombres, seres humanos más íntegros, no ha privilegiado un proceso de aprendizaje valórico en el cual la especie humana, en tanto ser superior de la naturaleza animal, sea capaz de desarrollar todas sus capacidades en aras del bien común, no lo ha hecho pues ese no es su objetivo.

La educación recibida nos ha servido para aprender las normativas que rigen nuestras vidas ciudadanas, los reglamentos, las ordenanzas la disciplina; nos ha llenado el cerebro de nociones sumisas, serviles, nos ha enseñado a respetar las normas y su máxima expresión: la Ley.

Desde los inicios de la emancipación de España por parte de los criollos terratenientes y comerciantes, se buscó “adoctrinar” y homogeneizar la conducta de los sectores populares con el objeto de mantener el control sobre cualquier acción que se escapara de las normas preestablecidas por la nueva clase dirigente. La primera experiencia formal fue la implantación del sistema Lancasteriano durante el gobierno de O’higgins y el hito más importante fue la dictación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1920. Hasta esa fecha nuestro país vivió dos procesos educativos totalmente distintos: una educación para los pobres y una para los ricos. Obviamente la educación destinada a los ricos tenía como fin último prepararlos para continuar los estudios universitarios y de la otra mejor no hablar. ¿No nos recuerda acaso esta clasista división los conceptos de educación pública y privada de nuestros días?.

El “fenómeno” de 1920 no es en nada gratuito. El proceso de concientización de la clase obrera producto de sus luchas reivindicativas, la voz de la Iglesia Católica a través de la Encíclica “Rerun Novarum” y la propia preocupación de la oligarquía criolla impulsaron a esta última a tomarle el peso a esa gigantesca masa de familias obreras y a asumir un rol más controlador, más coercitivo. La mejor manera, entonces, es “obligar” al hijo del trabajador a asistir cotidianamente a la escuela donde será “educado” bajo los condicionamientos que la élite gobernante imponga.

¿Cuál es, entonces, la diferencia con nuestro actual proceso de Reforma Educacional?. Las elites cambian de rostro y su ropaje luce otros colores, pero pese a todo siguen siendo elites. El control se basa hoy en día en perfeccionar y calificar la mano de obra que el actual sistema económico requiere. Todo asume criterios economicistas. Las necesidades del mercado son las que determinan la estructura educacional y este mentado proceso de Reforma Educacional es elaborado en base al análisis y discusión de tecnócratas y empresarios pero no de los profesores. Hemos visto pasar el tiempo y hemos presenciado una vez más la imposición de las normativas y los preceptos de la élite frente a nuestras narices.

La reflexión final se hace necesaria en este punto. La educación debe ser un medio liberador y no esclavizador, debe buscar el desarrollo de personas integrales, con amor fraternal por la especie humana y no simples consumidores que giran en torno a los vaivenes del mercado. La Institución de la Escuela no existió en la vida cotidiana de nuestros pueblos originarios. Caminar por los viejos senderos con el abuelo siempre fue y ha sido la mejor escuela. Nuestro pueblo mapuche ha resistido, y seguirá resistiendo, tantos años la presión odiosa de los españoles y de los chilenos, no porque en una escuela se nos enseñó a amar nuestra tierra y nuestras tradiciones, nuestra escuela fueron los cerros, el camino de barro bajo la lluvia, el río, la tierra que hemos labrado toda la vida y las únicas reglas eran el respeto y el amor por la vida, por la naturaleza, por la memoria de nuestro pueblo que aún no se apaga.

(texto publicado en revista "La Tiza", del Directorio Regional Metropolitano Del Colegio de Profesores, edición mayo-junio de 2000 bajo el seudónimo de Antonio Ancamil)

2 comentarios:

  1. ¿Educación o Instrucción de calidad?

    http://www.elciudadano.cl/2010/06/17/%C2%BFeducacion-o-instruccion-de-calidad/

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  2. MUY INTERESANTE. LA EDUCACION PREESCOLAR AUN NO SE LIBERA DE LOS ANTIGUOS METODOS. ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CON FREINET.

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