Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

miércoles, 16 de junio de 2010

SOBRE MIGUELITO O EL SENTIDO DE MIS CREENCIAS

(A raíz de la noticia de su reciente detención)
PRIMERA PARTE

Hace algún tiempo se hizo “famoso”, atacó prensa como suelen decir los muchachos con quienes trabajo en CIP CRC SAN BERNARDO. Era más bien pequeño, a juzgar por lo que podíamos apreciar a través de la televisión. Su rostro cubierto por esa bruma de invisibilidad para los menores de edad. Nadie sabía su nombre completo, pero todos lo conocieron por Miguelito. Luego se hizo habitué en la hora de la prensa roja, cierto día lo oí gritar algo respecto de “mi señora, mi señora”, mientras lo subían a un furgón policial y luego vimos a su madre mientras caía por unas escaleras luego de golpear a unos periodistas. Después no supe más de él hasta que lo vi un día, más pequeño y macizo de lo que pensaba, “dando jugo” en el patio de Casa 4, intentando imponerse, marcar respeto, no pasar por débil o pollo. No le fue fácil la cosa. Días después de haber llegado recibió una paliza y luego otra, hablaba mucho, gesticulaba demasiado pero no convencía al resto como él hubiese querido.


Un día, hacíamos una clase de lenguaje con mi compañera de aquel entonces (Betty). Nuestro estilo siempre marcó la diferencia con respecto a los otros profesores. La puerta de nuestra sala siempre estaba abierta y el que quisiera entrar podía hacerlo, ya fuera estudiante de la enseñanza básica, media, un perdido, aburrido o alguien que quisiera molestar un poco para pasar el rato en la cárcel. Nuestro trabajo no era hacer la clase de lenguaje. Ella (la clase de lenguaje) era tan sólo la excusa para generar corrientes de pensamiento, era la mejor excusa para establecer un puente de diálogo entre el universo de los muchachos y nuestro propio y particular universo. Mi creencia, en ese sentido, siempre ha sido que el tema central de una clase, no es la clase en sí misma, sino lo que podemos generar a partir del dialogo fluido entre nosotros. El estudiante lleva a cuestas su mundo, su mirada, su perspectiva, sus modos de relacionarse, su cosmovisión, su cultura, sus propias creencias. Para que exista un proceso de aprendizaje real, debe existir un proceso de interacción en ese ámbito, en el ámbito de lo que Bourdieu define como el Capital Simbólico.
¿Cómo puedo, en tanto profesor, trabajar el concepto de comprensión lectora en un estudiante que no ha desarrollado el amor por la lectura?. ¿Cómo puedo analizar hechos históricos cuando la propia comprensión del presente está incompleta?. ¿Cómo puedo pedir profundidad de ideas si la TV me enseña a diario, un modo sencillo y libre de crítica de ver el mundo?. Nuestra misión pedagógica debe ser desarrollar esas herramientas de comprensión, nuestro trabajo pedagógico debe estar, entonces, centrado en construir, a través del dialogo, una forma de reflexionar, una manera particular de ver la realidad, un modo genuino de apropiarse del mundo para luego, transformarlo. Paulo Freire, en su proceso de enseñar a apropiarse de las letras a campesinos analfabetos, también promovía, en ese proceso, la necesidad de una mirada profunda que impulsaba a esos mismos campesinos a conocer y apropiarse de su realidad y en ese descubrir, reconocerse y mirar de manera crítica es que surge, briosa e incontenible, la necesidad de transformarla, para tornarla más justa, más digna de ser vivida. Concienciación llamó a aquel proceso ubicado en las antípodas de lo que denominó como Educación Bancaria.
Miguelito entró a nuestras clases, no con la frecuencia que hubiésemos querido, pero allí estaba, sin obligación alguna, ejerciendo soberanamente (si se puede usar este término en el contexto de su temprana privación de libertad) su voluntad de ser influenciado por este par de locos que resultábamos ser los profesores. Entró a una clase de lenguaje para estudiantes de enseñanza media (primer ciclo de educación de adultos) siendo alumno del último nivel de enseñanza básica, entró a nuestra clase y las primeras veces sucedía siempre lo mismo, salía dando portazos, garabateando a medio mundo, incluidos nosotros por cierto, repudiándonos, odiándonos por alguna indefinida razón ubicada en algún punto de su memoria.
Yo intentaba entender su comportamiento. Otra de mis creencias es que esa reacción no es sino una consecuencia de otras profundas razones. ¿No fue acaso este muchacho desechado, estigmatizado, violentado por la escuela tradicional?. ¿No fue acaso un “alumno problema”, según algunos de sus viejos profesores?. Miguelito atacaba con furia ESA imagen de profesor, aquel que no hizo nada por encontrar sus talentos ocultos, aquel que no fue capaz de estremecerlo, de hacerlo dudar, de “mirar” profundamente, de mirarse y reconocerse. Miguelito me miraba, pero no era a mí a quien veía. El miraba esa imagen de autoridad autoritaria que lo despreció y a esa imagen respondía con violencia… y créanme, en ese contexto yo le encontraba toda y absolutamente toda la razón. Mi misión con él no era conectarme con su rabia ni hablar a través de mi ego herido. Mi labor pedagógica siempre debe estar por encima de todo aquello. Mi misión, en definitiva, era hacerle ver a través de mi práctica, que este profesor estaba hecho de otra madera y que de nuestra influencia mutua ambos podríamos salir fortalecidos. (CONTINUARA)…

1 comentario:

  1. Queda claro que amamos la educacion social...cada vez que leo tus escritos me llena de reflexion acerca de lo que hacemosa a diario en "tiempo Joven"...me hace meditar, crear, soñar con lo que quisiera lograr...Amo mi trabajo y en lo que escribes veo reflejado mis pensamientos, comparto tu idea de que nuestros jovenes son privados actualmente de libertad...pero creo con conviccion que desde el momento de su concepcion vienen privados de dignidad, de oportunidades y de derecho a vivir plenamente en igualdad...Su educacion formal la impartieron docentes que creen en que la enseñanza pasa por tener "alumnos" en una estructura de disciplina conductista...sin derecho a aprender a aprender, sin dialogo y obligados a ver al maestro como un superior al cual mas habia que temer que entender.
    Agradesco tus escritos...con el cariño de siempre estimado Chinche!

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