Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

lunes, 28 de junio de 2010

SOBRE MIGUELITO… tercera parte


Cada vez que tengo la posibilidad de establecer “esos diálogos creadores” con los muchachos de CIP CRC San Bernardo mi interés principal es conocerlos, saber quienes son, saber de dónde vienen, hacia dónde van, cuáles son sus inquietudes, sus intereses, quienes son sus padres, en que barrio viven, cuál es el significado de su apellido, su origen, las raíces que le dan la fortaleza al árbol en ciernes que resulta ser su vida. En ese proceso de conocerlos ellos también preguntan sobre mi vida y juntos comenzamos a construir o deconstruir nuestra historia. Somos piezas de un mismo instrumento de relojería. Nuestras vidas están más cruzadas de lo que imaginamos. La rabia, la pobreza, la vida en condiciones muy por debajo de la mínima dignidad humana nos hermana en el dolor. En un punto inexacto de nuestra historia nuestras opciones nos llevaron por caminos separados. Yo me sumergí en la lectura y en la organización social y hoy trabajo con ellos.

La amplia mayoría de los muchachos del Centro de Reclusión Cerrado (CRC) está condenado por delitos contra la propiedad privada, el verdadero dios de la sociedad de consumo, también los hay que han cometido delitos sexuales u homicidios. Ya han sido condenados por la justicia. . Cuando realizo una labor pedagógica con ellos, creo en la pedagogía en tanto que terapéutica. Creo que la acción pedagógica puede modificar su mirada respecto de las cosas, la puede profundizar, puede entregarles elementos de análisis, por último puede hacer ver la posibilidad real de otros caminos, otros senderos para seguir andando, la decisión final, la opción, será siempre de los muchachos.

Cuando miro a mis estudiantes veo los barrios en los que han crecido, las calaminas en las que viven, veo los índices macroeconómicos, la repartición vergonzosa de las riquezas, la brutal desigualdad, el sueldo mínimo, el sueldo máximo, la educación que recibe la élite y la educación que han recibido en las escuelas públicas o particulares subvencionadas los otros. Veo razones, veo causas estructurales, veo la desidia de unos pocos y pienso que mientras en nuestro país se mantengan esas profundas diferencias entre los que detentan el poder y quienes viven de las migajas lanzadas con hastío por ellos, no habrá solución posible para un problema cuya raíz está en lo social. Educar en Chile ya no tiene la misma consistencia que tenía antes. Hoy día preparamos a nuestros estudiantes para que rindan pruebas, exámenes de admisión, test de esto o de lo otro, y junto con ello perdemos la esencia de nuestra labor, nos alejamos irremediablemente del sentido profundo que nos hizo elegir esta profesión que se construye como un oficio, con el cotidiano aprendizaje y la permanente interacción con los otros. Nos terminamos de parecer a aquellos médicos que alguna vez juraron atender al desvalido o necesitado de ayuda sin importar su condición y que ahora no tienen más tiempo ético que para sus consultas privadas.

Miguelito aprovechó los bemoles de la puerta giratoria. Por ahí ha de andar, sin saber que ha sido pieza fundante de un pedazo de reflexión que no termina de plantearse. Este viernes celebré Wetripantu (año nuevo) en casa de un viejo amigo, Rockberto y su compañera “Piedra de Oro”. La luna está más llena que de costumbre y su cara de conejo nos mira con ojos asombrados. El frío es un soberano distractor a esta hora de la noche. Pedí salud para Carol y mi hijo que está por nacer, di gracias a la madre tierra por soportarme aún con su paciencia ancestral, comí piñones, porotos fríos, maní con merkén y otras delicias y luego me fui, sereno, aguardando el porvenir con ojo avizor, sin apuro, buscando en el sueño, la energía de mis antepasados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario