Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

viernes, 13 de febrero de 2015

CUENTO TIBETANO

Les dejo un breve pero interesante texto para rflexionar respecto de la forma en que en nuestras escuelas estamos resolviendo los temas complejos como es el de la violencia, física, estructural o verbal. Una de las características de las cuales no debemos enorgullecernos es nuestra reactividad. Pareciera que las "malas palabras" nos desestructuran", sobre todo si están dirigidas a nosotros. Los manuales de convivencia escolar de las escuelas no son sino, en la amplia mayoría de los casos, una serie larga y agotadora de sanciones para una serie aún más larga de faltas. La educación preventiva no existe, la disciplina pedagógica tampoco, asociamos disciplina con castigo, rectitud, orden militarizado, silencio, control. La vieja creencia de ACCIÓN/REACCIÓN, manifestada por un mal profesor en la cinta "Los Coristas". La pregunta abierta y que debe ser contestada es
¿Cómo resolvemos pedagógicamente los temas de tensión y violencia en la escuela?. Frente a esta pregunta se abren múltiples posibilidades que ya se irán considerando en el transcurso de este proceso de reflexión.
He aquí entonces el cuento:

"Durante muchos años el Buda se dedicó a recorrer ciudades, pueblos y aldeas impartiendo sus enseñanzas. Pero en todas partes hay gente aviesa y desaprensiva. Así, a veces surgían personas que desafiaban al maestro y le insultaban ásperamente. El Buda jamás perdía la sonrisa y mantenía una calma imperturbable. Hasta tal punto conservaba la quietud y la expresión del rostro apacible, que un día los discípulos, extrañados, le preguntaron:
¿cómo puedes mantenerte tan sereno ante los insultos?
Y el Buda repuso:
Ellos me insultan, ciertamente, pero yo no recojo el insulto. Si alguien te quiere entregar un objeto pero tú te niegas a recogerlo, él se queda con el objeto y no tú."
CUENTO TIBETANO

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