Porque escribir

…“Rinaldo, Rinaldo te estamos esperando, ahora vamos a hacer un tema de Rinaldo, poné más agudo esto”… “Hola, hola, hola, parezco un político. No se escucha parece…Bueno, este, yo voy a hacer un tema que se llama La Niña… Esteeee… La niña es, …esteee… es muy dulce, muy mansa… ¡Que pasa!, ¡que pasa!, hola, hola. Bueno,… escucha la letra porque yo, esteeee, mejor cuando se escribe que cuando se habla... Y después queda, ¡viste!....”

Rinaldo Rafanelli, en concierto de despedida Sui Generis 1975

sábado, 31 de enero de 2015

EL RETORNO DE LAS BRUJAS - INTRODUCCIÓN

Nunca se fueron en realidad. Siempre han estado ahí durmiendo el sueño profundo de una América derrotada. Cubiertas por el polvo bajo siglos de olvido. Destruidos sus colosales monumentos. Borradas todas sus huellas, sus rastros, sus imágenes, los ritos ancestrales que en torno de ellas se realizaban.

Prácticamente toda la América originaria (exceptuando el caso del pueblo mapuche) sucumbió bajo la maquinaria de guerra y la firme convicción de los nuevos conquistadores. Uno a uno nuestros pueblos y algunos con una facilidad asombrosa como es el caso de la gran cultura de América del Sur, la incaica, cayeron. Bastó sólo cambiar la cabeza y reordenar algunos detalles más para completar la tarea. El padre inti reemplazado por el dios cristiano.

Ser mujer y ser diosa para la precaria concepción de los antiguos conquistadores era doblemente impensado. Sus rostros, sus atuendos, sus ornamentos eran provocaciones en sí mismos. Baste sólo imaginar la repulsión que debió haber provocado Ixchel, la diosa maya de la luna, adornada su cabeza con una enroscada serpiente con cara de pocos amigos. La serpiente es otro tema para reflexionar y que nos permite dimensionar el enorme quiebre y distancia cultural que significó la conquista.

La España de aquellos días, el mayor imperio del momento, reafirmado en su voluntad de poder, conquista y supremacía tras la expulsión sangrienta de moros y judíos de su territorio; transformada, pese al desgaste de la guerra, en la cultura salvaguardora de la fe católica, viviendo en plenitud el rigor de las creencias dominantes a través de la Inquisición, tenebrosa policía de las conciencias, esa misma España en su inesperado descubrimiento de nuestro continente y sus inconmensurables riquezas, también descubre con el error y el horror de quien cree en verdades absolutas y dogmas inmutables que la vida americana giraba en torno de otros intereses. Dioses multicolores, vengativos, temibles a los que había que rendir culto y tributo, dioses y diosas de miradas furiosas, rabiosos, guerreros, serpientes emplumadas representando la más alta autoridad cósmica, íconos, colores, imágenes que, a los ojos inexpertos en historia americana de los primeros conquistadores, representaban sólo una cosa: Que nuestra américa morena era sin ningún asomo de duda, el reino de Satanás. La conquista y la barbarie fueron justificadas, entonces, en virtud de esta cruzada redentora. Había que aniquilar la presencia del demonio a como diera lugar. Nuestros pueblos originarios, en ese silogismo básico, en tanto adoradores del enemigo de Dios, carecían de alma, la muerte de niños, mujeres, ancianos y cuánta gente se cruzara en el camino de los nuevos conquistadores no alteraba ninguna ley cristiana y, por el mismo precio, las riquezas inconmensurables de los ahora vencidos, pasaban a convertirse en un beneficioso botín de guerra.

Luego de la muerte y el saqueo o quizás junto con ellos vino a instalarse la nueva cultura. Los viejos templos fueron arrasados, quemados, usadas sus piedras para levantar los nuevos centros rituales. Se borraron las huellas, los senderos ancestrales, el polvo de los siglos fue cubriendo y cubriendo la historia, se levantaron otras ciudades, se impuso en toda nuestra tierra la cultura del vencedor. Luego vinieron más guerras, con otros rostros, más sangre, otras justificaciones, doctrina de seguridad nacional, ruido, enemigos internos, contaminación, modernidad, transnacionales, neoliberalismo, forestales, etc., y etc.

En las siguientes publicaciones de “El Retorno de las Brujas” quisiera recoger la experiencia de 4 hallazgos, 3 en México y uno en Perú, que nos devuelven la mirada a esa parte de nuestra historia que, de tan olvidada por el peso de nuestra educación “a la occidental”, nos golpea y nos asombra por su buen estado de conservación y su monumentalidad. El primer estudio será sobre la diosa azteca de la luna: Coyolxauhqui.

No hay comentarios:

Publicar un comentario